Varios

Periodismo, las redes sociales, los blogueros y las Leyes de la Hidráulica

21-04-2011
La crisis de circulación y finanzas de los diarios tradicionales, el auge de los blogs y la estructura actual del flujo de las noticias han creado una polémica entre quienes escriben por dinero, quienes lo hacen por placer, despecho u odio, y los "mediólogos" (neologismo) que tratan la nueva situación.

En esta semana se divulgó una nota sobre Jay Rosen, profesor de la Universidad de Nueva York y denominado "adalid del periodismo público", dando una videoconferencia en la convención Media 140 de Barcelona, quizás promoviendo su libro What are journalists for? (¿Para qué sirven los periodistas?).

Rosen sostiene como marca distintiva la frase "la gran horizontal", significando que 'las personas están conectadas entre sí en forma tan efectivas como están conectadas con los grandes medios'; considera que 'estamos en una edad dorada de la libertad de prensa' y cita a Alan Rusbridger, director de The Guardian, en la denominación de "la mutualización del periodismo" como la 'convivencia de blogueros y periodistas'.  

Rosen adhiere al concepto de que no hay "lectores" sino "usuarios" y que los medios deben 'repensar su papel', 'cambiando' el modelo de 'pocos emisores y muchos lectores / oyentes / telespectadores' que data de lo que denomina la época pre-Internet de "la prensa tradicional".

Los conceptos académicos de Rosen esquivan la realidad del negocio de las noticias. Esa realidad dictamina que alguien tiene que pagarle el sueldo a los periodistas, proveer el sustento a los blogueros y alimentar a quienes mandan los tweets, por muy gratuitos que sean. Esta realidad es la que determina la decadencia de los medios "tradicionales" (los que viven de la venta de publicidad o de ejemplares o suscripciones) cuando surge una multitud de proveedores de información que lo hacen gratuitamente y subsidian la actividad. Muchos medios han enviado a su periodistas a complementar su actividad principal con blogs, tweets o lo que sea, subsidiando ellos estas fuentes de información (ya que le pagan al periodista por esto) en la creencia de que ayudarán a sostener el medio principal: diario, revista, canal de TV. O el periodista lo hace voluntariamente, para promover su ego (medida en número de seguidores) o su actividad principal.

El problema del enfoque de Rosen y similares es que se dedican a hablar de las causas y no a tratar de analizar los efectos. Lo que hay que analizar es hasta qué punto los blogs, tweets y otras manifestaciones al alcance de cualquiera son relevantes para el resto del universo. El propio Rosen reconoce esto cuando admite que 'que todo el mundo pueda (enviar datos), no significa que todos los hagan', aunque dice que en el futuro lo harán los que no lo hacen ahora, y lo que importa es que 'puedan hacerlo'.

La información es como los líquidos, cuyo exponente más habitual es el agua. Los líquidos tienden a descender de las alturas a los valles. Para circular, el flujo de datos tiene que ser relevante, convertirse en información reduciendo el nivel de incertidumbre, que podríamos asimilar a la diferencia de altura entre la fuente (emisor) y el receptor. Ese es el concepto de nivel, aplicable tanto en teorías de la comunicación como en hidráulica y en electricidad, donde la corriente circula cuando hay "diferencia de potencial". Para que haya información, debe haber diferencia de nivel.

No es una cuestión de cantidad, sino de calidad. Que haya diez blogueros en lugar de un diario no quiere decir nada si ninguno de esos blogueros aporta información de calidad similar o superior a la del diario. Que los blogueros puedan hacer quebrar un diario es cierto, pero eso quiere decir que el diario no estaba estructurado para la actual estructura del sistema de información. Rosen les aconseja a los periodistas que 'en lugar de llorar porque Google os roba las noticias (la interpretación es de una española, Natalia Marcos), robad a Google'. Nuevamente, la clave está en qué "robarle" a Google. Primero, hay que saber qué robar. Segundo, Google no es dueña de los contenidos, por ahora, y ése es su problema.

El error de fondo es confundir "datos" con "información". Para que sea información, tiene que reducir la incertidumbre. Si no, no lo es. En un mismo nivel, el agua adopta una configuración horizontal, no circula. Y, por mucha agua que haya en el universo, no nos va a ahogar si tomamos la precaución de mantener la cabeza por encima de su nivel, al menos mientras respiramos. La cantidad de agua que haya en horizontal sólo nos afecta si no estamos bien parados.

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